Síndrome metabólico y pérdida de peso

En las últimas décadas, las investigaciones en curso han ayudado a los médicos a comprender mejor la compleja relación entre la obesidad y una serie de consecuencias negativas para la salud. Una de las formas en que la comunidad médica internacional ha intentado aclarar este vínculo es estableciendo los criterios para diagnosticar síndrome metabólico. El síndrome metabólico se caracteriza por padecer al mismo tiempo varios trastornos de salud relacionados con la obesidad, y también puede dificultar aún más la pérdida de peso.   

¿Qué es el síndrome metabólico?   

Según la Asociación Americana del Corazón, más de un tercio de los adultos en Estados Unidos tienen síndrome metabólico. Un síndrome no es una sola enfermedad, sino un grupo de síntomas o afecciones. En este caso, el síndrome metabólico es un grupo de cinco afecciones que están relacionadas entre sí y que aumentan de forma similar el riesgo de padecer cardiopatías y diabetes tipo 2. A una persona con síndrome metabólico se le habrán diagnosticado al menos tres de estas cinco afecciones: 

• azúcar alta en sangre 
• HDL (lipoproteínas de alta densidad) bajo colesterol 
• niveles elevados de triglicéridos
• obesidad abdominal 
• hipertensión (tensión arterial alta)

El síndrome metabólico suele diagnosticarse midiendo las cinco afecciones relacionadas con un conjunto de normas. La hipertensión arterial, por ejemplo, se considera igual o superior a 130/85 mmHg. La obesidad abdominal suele medirse por el perímetro de la cintura: 35 pulgadas o más para las mujeres y 40 pulgadas o más para los hombres. Los médicos también utilizan análisis de sangre para determinar los niveles de glucosa en sangre (100 mg/dL o más), triglicéridos (150 mg/dL o más) y colesterol HDL (50 mg/dL o menos para las mujeres y 40 mg/dL para los hombres).   

¿Cuáles son las causas del síndrome metabólico?   

La cuestión de las causas del síndrome metabólico sigue estando muy abierta. De hecho, la comunidad científica sigue debatiendo la validez de la propia etiqueta. Aunque la relación entre todas las afecciones asociadas al síndrome metabólico es bastante clara, todavía se están estudiando el mecanismo preciso y la causa subyacente. El objetivo final es encontrar una explicación a la conexión entre estas afecciones que pueda ayudar a fundamentar las estrategias sanitarias. 

Una explicación ampliamente aceptada como al menos parte de la respuesta es resistencia a la insulina. La insulina es una hormona que se libera en el torrente sanguíneo cuando el nivel de azúcar en sangre es elevado; la insulina permite a las células de todo el cuerpo utilizar el azúcar (glucosa) para sus necesidades energéticas. Cuando alguien es resistente a la insulina, significa que sus células ya no responden a la insulina y no pueden utilizar el exceso de glucosa en el torrente sanguíneo. Como resultado, los niveles de glucosa en sangre se mantienen altos y pueden acabar causando diversos problemas de salud. 

Factores de riesgo del síndrome metabólico

Los investigadores aún no conocen la causa exacta del síndrome metabólico, pero han descubierto numerosos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecerlo. Como era de esperar, estos factores de riesgo también son similares a los que se han identificado para la resistencia a la insulina y otros trastornos relacionados con la obesidad. A continuación se enumeran algunos de estos factores de riesgo:

• Obesidad: La obesidad es, paradójicamente, tanto un factor clave como el resultado del síndrome metabólico. A medida que se aumenta de peso, sobre todo peso abdominal-la resistencia a la insulina aumenta y favorece aún más el aumento de peso. Esta combinación de factores hace que la obesidad sea una de las vías más comunes hacia el síndrome metabólico.   
• Estrés: Se ha demostrado que el estrés crónico tiene un impacto negativo en muchos aspectos diferentes de la salud, incluido el síndrome metabólico. Se cree que esto se debe al modo en que la hormona del estrés (cortisol) altera el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, un sistema neuroendocrino que regula el metabolismo y otras funciones importantes. 
• Sedentarismo: Llevar un estilo de vida sedentario con poco ejercicio o actividad física es uno de los principales factores predictivos de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, la obesidad y el síndrome metabólico. La inactividad también se asocia con un nivel más bajo de colesterol HDL, triglicéridos elevados, hipertensión arterial y glucemia elevada, todos ellos componentes principales del síndrome metabólico. 
• Edad: Con la edad, las personas tienden a ser menos activas físicamente. Se calcula que el 60% de la población estadounidense mayor de 50 años padece síndrome metabólico. Además, el riesgo es cada vez mayor a medida que se envejece. 
• Genética: El sexo, la etnia y los antecedentes familiares son posibles factores de riesgo. Por razones desconocidas, las mujeres son más propensas a desarrollar síndrome metabólico que los hombres. Tener antecedentes familiares de enfermedades que afectan al metabolismo también puede ser un factor.  

Tratamiento del síndrome metabólico

En la inmensa mayoría de los casos, el síndrome metabólico se produce en parte debido a las decisiones que toma una persona en relación con su dieta habitual y sus niveles de actividad física. Por ello, el tratamiento se centra principalmente en perder peso y así disminuir gradualmente el impacto de los factores de riesgo que conducen al síndrome metabólico. Incluso los pequeños cambios iniciales en el estilo de vida pueden empezar a marcar rápidamente la diferencia, pero bajo la supervisión de un médico existen diversas opciones para perder peso y empezar a revertir algunos de los factores del síndrome metabólico y otras afecciones relacionadas.  

¿Cómo afecta el síndrome metabólico a la pérdida de peso?  

La pérdida de peso es un reto en cualquier circunstancia debido a diferentes factores físicos, emocionales y bioquímicos, pero desgraciadamente es aún más difícil con el síndrome metabólico. La razón principal es la resistencia a la insulina. Cuando la insulina tiene una eficacia reducida, el exceso de glucosa en el torrente sanguíneo se convierte en depósitos de grasa; esto conduce tanto a más grasa corporal como a una eficacia aún menor de la insulina. Además de afectar a la pérdida de peso, la combinación de resistencia a la insulina y síndrome metabólico daña los vasos sanguíneos y aumenta la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio o un ictus. 

Sin embargo, aunque en un principio el síndrome metabólico puede dificultar en cierta medida la pérdida de peso, sigue siendo posible y muy recomendable. Dado que los niveles elevados de azúcar en sangre son uno de los factores clave de la obesidad, la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico, una de las medidas más importantes que hay que tomar es reducir el consumo de hidratos de carbono simples, sobre todo los que se presentan en forma de alimentos azucarados y la harina blanca refinada; estos alimentos tienen un índice glucémico elevado y, por tanto, requieren insulina para metabolizarse. Sin embargo, si se evitan, la resistencia a la insulina y los demás factores de riesgo del síndrome metabólico pueden empezar a invertirse.    

Soluciones alternativas para perder peso

Como sabe cualquiera que haya intentado perder peso alguna vez, es más fácil decirlo que hacerlo. Los cambios en la dieta y el aumento de la actividad física son igualmente cruciales para la pérdida de peso, así como para la salud en general, pero la mayoría de las personas necesitan un enfoque más integral. Al fin y al cabo, los estudios han demostrado repetidamente que basarse únicamente en una dieta sana y ejercicio no es eficaz para perder peso de forma sostenible y a largo plazo. Esto es aún más cierto para las personas con síndrome metabólico o resistencia a la insulina, que están bioquímicamente en desventaja cuando se trata de métodos típicos de pérdida de peso. 

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