Desde la primera cucharada de papilla hasta la batalla por acabar las verduras durante las comidas familiares, los padres desempeñan un papel fundamental en la formación de la conducta alimentaria de sus hijos. Sin embargo, esta relación entre padres e hijos no consiste sólo en proporcionarles sustento; lo ideal es también formar y preparar a los niños para toda una vida de hábitos alimentarios saludables. Sin embargo, a veces es más fácil decirlo que hacerlo y, con demasiada frecuencia, la agitada ajetreo cotidiano de la vida dificulta que estemos tan sanos como deseamos.
DR. CHRISTOPHER MCGOWAN
El Dr. Christopher McGowan, líder en endobariatría, está especializado en tratamientos no quirúrgicos de la obesidad y cuenta con una triple titulación en Medicina Interna, Gastroenterología y Medicina de la Obesidad. Conocido por ser pionero en la gastroplastia endoscópica en manga (ESG), con más de 2.000 intervenciones, su influencia mundial y sus contribuciones a la investigación lo definen como un experto de primer orden.
La importancia de elegir alimentos sanos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo desde 1975. Lamentablemente, este aumento generalizado también ha incluido a cientos de millones de niños pequeños y adolescentes. Además de aumentar la probabilidad de que estos niños mantengan hábitos alimentarios poco saludables en la edad adulta, la obesidad infantil precoz también incrementa las probabilidades de desarrollar enfermedades relacionadas con la obesidad, como cardiopatías y embolias. diabetes tipo 2. Y aunque las intervenciones de salud pública son importantes, en última instancia el comportamiento de los padres y el entorno familiar serán factores más influyentes.
Aparte de evitar el aumento de peso en la primera infancia, las prácticas alimentarias de los padres y la calidad de la dieta pueden tener una enorme repercusión en la salud y el bienestar generales del niño. A continuación se exponen algunas de las consideraciones más importantes para los padres a la hora de determinar la ingesta alimentaria de un niño:
- Crecimiento y desarrollo: Una parte fundamental del crecimiento es, por supuesto crecienteGarantizar que el peso y la estatura de un niño progresen de forma saludable depende en gran medida de la ingesta de energía y la nutrición. Los niños necesitan suficientes calorías procedentes de una variedad de alimentos, pero también necesitan nutrientes esenciales como vitaminas y minerales que el cuerpo utiliza para el crecimiento de nuevos tejidos, huesos y músculos.
- Sistema inmunitario: Los alimentos ricos en nutrientes también refuerzan el sistema inmunitario, ayudando a los niños a combatir enfermedades e infecciones. Las vitaminas A, C, E, B6 y B12 y minerales como el zinc y el hierro desempeñan un papel crucial en la función inmunitaria.
- Salud digestiva: Para muchos niños (y adultos), la fruta y la verduras su consumo suele ser demasiado bajo, aunque su contenido en fibra dietética desempeña un papel importante en la salud digestiva general, además de reducir el riesgo de problemas como la diarrea y el estreñimiento.
- Función cognitiva: El crecimiento físico es obviamente una parte importante de la salud infantil, pero el desarrollo cognitivo es igualmente importante para el aprendizaje y el rendimiento escolar. Los niños que mantienen una dieta sana tienen más probabilidades de concentrarse, aprender y desarrollar todo su potencial académico.
- Gestión del peso: El peso de un niño puede fluctuar a lo largo de sus primeros años de vida, pero fomentar la elección de alimentos sanos puede ayudarle a mantener un peso corporal saludable incluso en la edad adulta.
- Desarrollo social: Los hábitos alimentarios no se limitan a los propios alimentos que se ingieren; el entorno alimentario y la dinámica social de la familia también son factores significativos en el desarrollo de los hábitos alimentarios y la autorregulación dietética.
¿Cuáles son las causas de la obesidad infantil?
Dado que la prevalencia de la obesidad infantil es más alta que nunca, es importante comprender los factores que contribuyen a ella. Y dado que los niños en edad preescolar y los niños de entre 5 y 19 años pueden tener una gama tan amplia de pesos y tipos corporales, la obesidad suele determinarse evaluando índice de masa corporal (IMC), una comparación de la estatura y el peso del niño. Aunque no es perfecto, el IMC puede ser un buen indicador de la obesidad; la mayoría de los médicos consideran que un niño es obeso si su IMC es igual o superior al percentil 95 para su edad y sexo.
Sin embargo, incluso después de establecer el hecho de la obesidad de un niño, la pregunta sigue siendo: ¿qué la causó? Por desgracia, el estigma del sobrepeso u obesidad es otro gran reto, y puede afectar a la percepción de los padres sobre los numerosos factores en juego:
- Dieta: La dieta es, naturalmente, uno de los factores más importantes; la dieta típica estadounidense, por ejemplo, suele ser rica en grasas y calorías y carente de nutrientes clave. Esto se debe en parte a que muchos de los productos más baratos y fáciles de conseguir son básicamente comida basura altamente procesada. Además, las preferencias alimentarias de los niños son famosamente simples y lleno de azúcar.
- Sedentarismo: Los padres y cuidadores son modelos de conducta en muchos sentidos, y los niños cuyos padres llevan un estilo de vida sedentario también tienen más probabilidades de tener hijos sedentarios. La falta de ejercicio y actividad física en general es otra de las causas de que la obesidad sea tan común.
- Factores medioambientales: El entorno físico y social que rodea a los niños pequeños y mayores desempeña un papel tan importante en su desarrollo como el entorno alimentario. Vivir en barrios con acceso limitado a alimentos frescos y saludables (zonas conocidas como desiertos alimentarios) o a espacios exteriores seguros puede dificultar la capacidad del niño para tomar decisiones saludables.
- Estatus socioeconómico: La desafortunada y aparentemente paradójica verdad es que los niños de hogares con bajos ingresos corren un mayor riesgo de desarrollar obesidad; esto se debe principalmente a que tener recursos económicos limitados a menudo conduce a la inseguridad alimentaria y a una dependencia de alimentos de bajo coste y alta densidad energética que tienden a aumentar el apetito y conducen a comer en exceso.
Estrategias parentales para mejorar la alimentación infantil
Algunos de los factores que contribuyen a la obesidad infantil son difíciles o imposibles de controlar o cambiar. No obstante, cualquier padre puede tomar una serie de medidas para mejorar la dieta y la salud general de su hijo:
- Predicar con el ejemplo: Los niños suelen imitar a los adultos en sus hábitos alimentarios, así que puedes marcar una gran diferencia simplemente dando un buen ejemplo. Si te ven moderar la ingesta de alimentos y eligiendo opciones saludables, será mucho más probable que ellos hagan lo mismo.
- Variedad de alimentos: Diversos estudios y revisiones sistemáticas de los últimos años han demostrado que consumir una amplia gama de alimentos integrales y no procesados de diferentes grupos de alimentos, como frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, aporta numerosos beneficios. Los niños suelen sentirse incómodos con los alimentos nuevos, pero les va bien cuando se les dan más opciones.
- Comer juntos: Las comidas en familia son una gran oportunidad para modelar buenos hábitos alimentarios y fomentar la conversación, así que, siempre que sea posible, coman juntos en familia.
- Cambios graduales: Cambiar repentinamente a una dieta muy restrictiva puede resultar angustioso para los niños, por lo que es mejor introducir gradualmente nuevos alimentos o versiones más sanas de los alimentos favoritos a lo largo de un periodo de tiempo.
- Implicar a los niños: Incluir a los niños en la planificación y preparación de las comidas puede aumentar su interés por alimentos nuevos o diferentes. Pero también puede ayudarles a aprender a elegir y determinar si algo es saludable.
Pérdida de peso en adultos
No cabe duda de que los padres tienen una enorme influencia en el desarrollo de los niños, y eso incluye en gran medida sus hábitos alimentarios a largo plazo. Sin embargo, los padres y otros adultos no tenemos a nadie que controle nuestros hábitos alimentarios y otras elecciones de estilo de vida. Estamos solos, intentando hacerlo lo mejor que podemos, aunque las mismas fuerzas nos influyan y a veces nos lleven a hábitos poco saludables que conducen al aumento de peso.
En True You Weight Loss, entendemos lo ocupada y complicada que puede ser la vida. Tratar de criar una familia y cumplir con todas sus obligaciones financieras a menudo deja poco tiempo para hacer dieta o ejercicio. Si como la mayoría de los estadounidenses has intentado perder peso repetidamente sin éxito, no estás solo. Por eso, en True You ofrecemos una serie de soluciones no quirúrgicas para la pérdida de peso que pueden proporcionar un enfoque nuevo y fiable que puede conducir a éxito a largo plazo. Para obtener más información sobre lo que True You puede ofrecerle, póngase en contacto con nosotros hoy mismo para Solicitar una consulta.